18.3.11

Citas nocturnas #1

Como dije ayer, hoy habrá entrada. Inauguro sección, donde encontraréis citas de libros que me hayan gustado, por cualquier motivo. Espero que las disfrutéis tanto como yo.

Comencemos:

-¿Y qué haremos después?

-Haremos que la vida vuelva a ser bella.

Scott Pilgrim y la tristeza infinita de Bryan Lee O´Malley.

Y allí le esperaba la ausencia como una vieja amiga que se sentía ofendida por creerse olvidada.

Y pese a todo… de Juan De Dios Garduño.

El olor de la húmeda arena me hizo recordar una noche que mis padres me dejaron en casa de mi abuela. Llovía a cántaros. La cosa se complicó y una tormenta estalló sobre la casa de mi abuela. A mí los truenos me daban mucho miedo cuando era pequeña y, ese día, no iba a ser menos. Mi abuela y yo nos metimos en su gigantesca cama, para que se me pasara el miedo. Me decía que siempre que llovía, era que alguien pensaba en que me quería y que siempre que una tormenta estallara, había alguien que me amaba, y que, por ese motivo, no debía temerles. Siempre supe que eso no era verdad, que no era más que un intento de quitarme el miedo. Pero ahora cada vez que llueve o estalla una tormenta, pienso en ella y digo para mí: “Yo también te quiero, abuela”, y una sonrisa se dibuja inconscientemente en mi rostro.

Mientras pasa la tormenta, de Estel Colomer.

Enamorarse. Vaya gilipollez. No sé quién lo inventó, pero si lo encuentro, me lo cargo. Vuelve imbéciles a las personas.

Mientras pasa la tormenta, de Estel Colomer.

Nunca había sonreído delante de un espejo. Sin embargo, en aquel momento, me di cuenta de que tenía una sonrisa bastante agradable, quizás los tres años de aparatos hubiesen valido la pena.

Fue entonces cuando me di cuenta de una cosa esencial que había pasado por alto en demasiadas ocasiones: no era rara, era diferente a los demás, especial entre un puñado de gente mediocre, única.

Mientras pasa la tormenta, de Estel Colomer.

Había perdido todo lo que siempre había deseado, y de qué forma. Porque uno no muere cuando su corazón deja de latir, sino cuando sabe que sus latidos, aquellos bombardeos de sangre que mantienen a uno vivo, son en vano, completamente inútiles. Todo cuanto te rodea se muere, oscurece y enmudece como una rosa marchita al ver como la primavera cae al suelo desplomada. Entonces te das cuenta de que tú eres esa primavera y tu vida, son esas rojas rosas que se marchitan de esa forma tan dolorosa y horrible. Y el simple hecho de existir se te hace a veces tan violento. El hecho de existir, pero no existir para nadie.

Mientras pasa la tormenta, de Estel Colomer.

4 comentarios:

  1. Hola guapísima, tienes un premio en mi blog :P

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  2. ¡hola wapa!
    espero que te vaya todo muy bien!
    Me encantan las dos primeras citas =)
    Un besito!!!

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  3. ¡Hola! Supongo que ya me conocerás de twitter... x) He estado ojeando tu blog y la verdad es que me ha gustado mucho, y estas frases son preciosas. La última me ha encantado. Pues nada, que tu blog es muy bueno y te sigo ^^

    ¡Un beso!

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